¿Tú cuidas de tu médico?
¿Por qué es necesaria una atención especial a los profesionales sanitarios?
Esto parece evidente, sin embargo acostumbramos a exigir un trato impecable de los profesionales sanitarios presuponiendo que deberían tener un estado óptimo de salud y una excelente predisposición hacia el paciente.
Como en todos los ámbitos laborales, los profesionales de la salud pueden atravesar periodos de estrés laboral. Más aún en estos momentos en que tanto los recursos humanos como económicos han mermado y la sobrecarga laboral es extremadamente elevada.
El síndrome de Burnaut en el personal sanitario
El término “Burnout” (Burn out – consumirse o agotarse) comenzó a usarse en los años 70 para describir un tipo de estrés laboral, el “Síndrome del trabajador quemado”, particularmente presente en actividades profesionales donde se presta ayuda a usuarios con dificultades. Profesionales de la educación, funcionarios públicos y de forma creciente, los profesionales de la salud. Médicos, enfermeras y en general el personal sanitario. Ellos pendientes de nosotros los usuarios, y el resto de la sociedad muy poco conscientes de la salud de aquellos que cuidan de nosotros.
Del estrés al Burnout
El Eustres, o estrés positivo, es una respuesta natural de nuestra neurología. Es un estado de alerta, una función fisiológica que nos prepara para enfrentar eficazmente situaciones complejas o adversas puntuales. Es un fantástico sistema de adaptación que nos permite pasar a la acción y enfrentar acontecimientos que exigen un mayor esfuerzo físico y/o emocional.
Cuando este esfuerzo es mantenido, sea porque se activa de forma excesiva o porque los factores que lo desencadenan persisten en el tiempo, aparece el Distress, o estrés negativo, manifestándose tanto física como emocionalmente. En tanto el estrés se hace fuerte; la tensión, la ansiedad, falta de concentración y diversas alteraciones emocionales se hacen presentes, los elevados niveles de cortisol, adrenalina y noradrenalina afectan el buen funcionamiento del sistema inmunológico y del sistema endocrino favoreciendo el desarrollo de afecciones físicas.
Hay numerosos estudios que analizan en profundidad los factores desencadenantes del Burnout en los profesionales sanitarios. Tan variados en sus análisis como en los resultados de dichas investigaciones.
Lo que ahora nos interesa, por encima de analizar causas es atender las consecuencias y poder reconocer en estos profesionales el derecho inherente a todo ser humano a ver como se reciente su salud y ofrecerles soporte y soluciones complementarias a otros abordajes terapéuticos.
En este sentido, es importante destacar una de las conclusiones más aceptadas. Y, es que el Burnout no lo determinan ni los factores externos que lo puedan provocar ni tampoco el profesional sino la relación que se establece entre ambos. La interacción entre el entorno profesional y el propio profesional. La interacción entre el profesional y el propio ejercicio de su actividad.
Cuando se agotan las estrategias de afrontamiento y los recursos personales, el profesional puede verse arrastrado a un estado de “agotamiento emocional, despersonalización y logro personal reducido”. Tal como lo define Schaufeli, “se trata de “un estado mental permanente y negativo caracterizado por agotamiento, acompañado de distress, un sentido de efectividad reducida, disminución de la motivación y el desarrollo de actitudes y comportamientos disfuncionales en el trabajo. Resultado, entre otras cosas, del desajuste entre las expectativas que tiene el sujeto y la realidad del trabajo”.
Quienes lo sufren, las cifras conocidas son alarmantes, tienen la “creencia” instalada de que es un proceso irreversible y les conduce a la desmotivación y el pensamiento negativo. Esta sensación se ve paradójicamente reforzada por la propia terminología utilizada para describirlo, “trabajador quemado” (“consumido o agotado”). La “creencia” de que “tuve capacidades, motivaciones, recursos emocionales y profesionales que ahora se han agotado o consumido”, como si se tratara de un leño que se ha “quemado” por completo.
Aunque esto sea una invitación al desánimo y la desesperanza, lo cierto es que todo profesional, debajo de ese conjunto de emociones gestadas bajo distress o en las diferentes etapas del desarrollo del Burnout, sigue contando con su motivación, sus recursos y el conocimiento extraordinario de los años de experiencia profesional. Un maravilloso bagaje que servirá de sustento para su propia recuperación.
¿Qué podemos hacer?
En principio parece importante tomar consciencia de que es un problema que va más allá del propio sector sanitario puesto que no se trata sólo de la necesidad de restablecer la salud de un ciudadano, sino además, de la repercusión que pueda tener en la calidad de los servicios sanitarios.
Desde la perspectiva de la hipnoterapia, la PNL y el Coaching Generativo, ofrecemos una aproximación rica en experiencia y conocimientos en el trabajo de las emociones a través de las emociones. Des-intelectualizando aquello que a través de emociones negativas ha sido intelectualmente desencajado, desajustado y aparentemente agotado.
Des-construir los patrones de comportamiento negativos y los pensamientos y emociones asociadas. Re-organizar emocionalmente la interacción con el entorno y esa realidad difícil de sostener. Enriquecer con nuevas experiencias generativas los propios recursos del profesional. Reconstruir su identidad profesional y personal acompañándole en la generación de estados positivos y la creación de patrones de comportamiento de auto-satisfacción y bienestar.
Desde aquí agradezco a todos los profesionales que han confiado y confían en mis recursos brindándome la oportunidad de devolverles de algún modo su generosa entrega a la sociedad.